JUEVES SANTO

JUEVES SANTO CICLO A

Jueves 9 de Abril de 2020

REFLEXIÓN

          El Jueves Santo la Iglesia celebra tres cosas especialmente importantes para nosotros: La Institución de la Eucaristía, el Mandamiento del Amor y la Institución del Sacerdocio.

 

          1.- Al Instituir la Eucaristía Jesús quiere hacernos el regalo de quedarse siempre con nosotros, presente en las sagradas especies reservadas en el Sagrario, para que en cualquier momento podamos estar con Él y acudir a Él, porque nos está esperando con los brazos abiertos para darnos el abrazo de Padre amoroso lleno de ternura, para escucharnos, consolarnos, dejar que nos desahoguemos poniendo en sus manos nuestros agobios, cansancios, sufrimientos.

          Para compartir nuestras alegrías, iluminar nuestros momentos de oscuridad, cogernos de la mano para acompañarnos y guiarnos por el camino que quizá hemos perdido.

          No se cansa nunca de esperarnos y cuando acudimos para estar con Él, nada nos reprocha, nunca se queja de que se nos olvide que está ahí, siempre se alegra de nuestra presencia y compañía.

 

          2.- Jesús se hace Pan para que nosotros lo comamos, para alimentar y fortalecer nuestra Fe, para ensanchar nuestro corazón con su Amor, para hacerse una misma cosa con nosotros, transformarnos y ser nosotros Él en el mundo a través de nuestras palabras y nuestras obras.

Lo entendió y lo expresaba muy bien un niño de Primera Comunión que decía muy contento: “Así, cuando reciba a Jesús comiendo su Pan, mis besitos y mis abrazos serán abrazos y besitos de Jesús.”

 

3.- Porque al recibirle en la Comunión Jesús se hace una misma cosa con nosotros, celebrar la Eucaristía nos compromete:

+Nuestras palabras y nuestras obras son palabras y obras suyas, llenas de bondad y de misericordia.

+Nuestra vida ha de ser de entrega y servicio a los demás como fue la Suya, hasta perder la vida si es necesario, con generosidad y con alegría, siempre con una sonrisa.

+Nuestra entrega ha de ser también humilde y el servicio desinteresado, sin buscar protagonismo ni agradecimiento, como nos lo enseñó Él a lo largo de su vida, especialmente y de forma muy explícita al lavar los pies a sus discípulos, tarea que estaba reservada a los esclavos.

 

          4.- Al instituir el Sacerdocio quiso garantizar que su mandato de “Hacer lo mismo en su memoria” se cumpliera a lo largo de los siglos, llevando a cabo así su deseo y su promesa de estar siempre con nosotros, distribuir y hacer llegar la gracia de la Salvación a todos los rincones de la tierra.

          El Sacerdote, al cumplir con la misión que se le encarga, es la garantía de que se sigue proclamando y explicando la Palabra de Dios, se siguen celebrando y administrando los Sacramentos como cauces a través de los cuales se reparte la gracia de la Salvación a todos los hombres, y al recibir el encargo de Pastorear tiene la responsabilidad de mantener unida en el amor la comunidad de cristianos que se le ha encomendado garantizando que el Amor de Jesús llega a todos, especialmente a los que más sufren, a los más olvidados y excluidos, a los que por cualquier razón más necesitan ser amados.

 

          5.- Como apoyo para vuestra oración en estos días os sugiero leer el final del Evangelio de S. Juan a partir del cap.13

          Aprovechemos esta Semana Santa atípica para estar más tiempo con el Señor desde el silencio, la soledad (porque echamos de menos a la comunidad parroquial) y el sacrificio que a todos nos supone el aislamiento.

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