DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A
Domingo 25 de Octubre de 020
REFLEXIÓN
1.- Hemos utilizado tanto y tan mal la palabra AMOR que la hemos dejado vacía de contenido.
Sólo cuando hemos estado enamorados hemos entendido y recuperado la intensidad y la potencia de su contenido y su significado.
De ahí la importancia de la respuesta de Jesús que cuando le preguntan cuál es el mandamiento principal o más importante utiliza una sola palabra: AMAR. Amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todas nuestras fuerzas. Y Amar al prójimo como a nosotros mismos
Quienes le escuchan se sorprenden porque la Ley judía había convertido los 10 Mandamientos en 613 preceptos que había que cumplir rigurosamente y sin ninguna excepción. Y además les pareció fácil y se sienten liberados de tanta opresión y de tanto peso de una Ley cargada de normas y obligaciones.
2.- Pronto descubrieron y se dieron cuenta de que Amar al Prójimo no era tan fácil porque el Amor empieza a tener rostro y nombre propio.
Rostros no siempre amables y llenos de ternura. Rostros duros, con mirada triste y cansada, arrugados, llenos de dolor, desánimo y desesperanza. Rostros que han recibido desprecios, rechazos, humillaciones… Llenos de heridas que aún están sin curar.
Rostros a los que hemos de tratar con respeto, comprensión, amabilidad, bondad y empatía como deseamos y necesitamos que nos traten a nosotros.
Es entonces cuando Amar como Jesús nos ama, sin pedir nada a cambio, siempre con una sonrisa y la mano tendida, no resulta fácil. Más bien resulta especialmente difícil.
3.-A veces nosotros, como los fariseos y los doctores de la Ley, nos perdemos en un montón de normas y costumbres que las hemos convertido en leyes tan importantes que ocultan y nos han hecho olvidar que, para Jesús, la única Ley importante es el AMOR
Es necesario redorar que no podremos amar a los demás como nos pide Jesús si antes no amamos a Dios de todo corazón y con todas nuestras fuerzas, si no nos hemos sentido amados por Él con toda la intensidad con la que sólo sabe amar Dios. Si nuestro corazón no está lleno y rebosante del Amor de Dios.
Procuremos hacerlo así y pidamos al Señor que nos ayude a entender que sólo el Amor es lo que tiene valor infinito en la vida.