DOMINGO DE RAMOS

DOMINGO DE RAMOS CICLO A

Domingo 5 de Abril de 2020

REFLEXIÓN

          1.- Con la Celebración de este Domingo comenzamos la Semana Santa a lo largo de la cual iremos celebrando, recordando y reviviendo los acontecimientos más importantes de la Vida de Jesús en los que tuvo su culmen el cumplimiento de la Promesa de Salvación que Dios hizo a los hombres después del primer pecado.

          Hoy recordamos, revivimos y celebramos la escena gozosa de la entrada solemne de Jesús en Jerusalén, aclamado por sus discípulos y el gentío como el Hijo de David, el Rey de Israel, el que llega en el Nombre del Señor; un gentío que bendice y alaba a Dios porque ha visitado a su Pueblo.

          Hemos de fijarnos también cómo ese pueblo que lo aclama y lo vitorea será el mismo que, días después, manipulado y presionado por las autoridades religiosas judías, pedirá a gritos su muerte acusándolo de traidor a Roma porque se proclama a sí mismo Rey y de blasfemo porque dice de sí mismo que es Hijo de Dios y por lo tanto merece la muerte.

          2.- La tradición cristiana considera, y no sin motivos, que el Pueblo Judío es el culpable de la Muerte de Jesús porque le ha traicionado ya que lo proclamaba Rey y Mesías y al poco lo llama revolucionario y blasfemo.

          Israel es un Pueblo de corazón duro que no ha querido escuchar ni hacer caso a las Palabras de Jesús y acoger su Mensaje de Amor y Salvación, y ha rechazado la presencia amorosa de Dios en la persona de Jesús de Nazaret.

          3.- Al leer el Evangelio hemos de mirarnos en la Palabra de Dios como en un espejo para reconocernos formando parte de ese pueblo que tiene una doble cara.

Acudimos a Jesús pidiéndole ayuda porque necesitamos de Él para superar momentos difíciles que superan nuestras fuerzas, para que cure nuestras enfermedades, nos ilumine cuando nos rodea la oscuridad y no sabemos qué hacer ni hacia donde caminar, cuando tenemos el corazón herido por tantas decepciones y fracasos. Y a la vez le volvemos la espalda cuando con soberbia y egoísmo nos consideramos autosuficientes, creemos que nos bastamos a nosotros mismos y no necesitamos de nadie ni siquiera de Él, cuando justificamos nuestros comportamientos a sabiendas que son contrarios al mensaje de Jesús, que son consecuencia de un corazón sucio y mal intencionado.

Cuando somos capaces de despreciar, humillar, hundir y destrozar la vida de los que nos rodean se lo estamos haciendo directamente a Jesús porque todos somos imagen suya, y Él mismo afirmó que cuanto hacíamos a cualquiera de los demás se lo estábamos haciendo a Él mismo.

4.- Hagamos examen de conciencia. Si tenemos un poco de tiempo leamos despacio la Pasión que narra el Evangelio de S. Mateo a partir del cap.26 y preparémonos a celebrar este año la Semana Santa, aunque sea de manera diferente que de costumbre.

 

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