ESTE ES

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Domingo 15 de Enero de 2017

REFLEXION

         1.- El Evangelio de hoy nos vuelve a presentar a Jesús acercándose a Juan para recibir el Bautismo, pero llama especialmente la atención las palabras de Juan:

*”Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”

*”Este es de quien yo dije que era más grande que yo y que no merezco ni desatarle las sandalias”

*”Este es el que os Bautizará con Espíritu Santo, porque yo sólo os bautizo con agua”

         Juan presenta a Jesús con estas expresiones que tienen una enorme fuerza. Lo hace con humildad, huyendo de cualquier protagonismo y pidiendo a todos que pusieran sus ojos y su atención en Él porque es el Mesías esperado, es el Salvador.

         De esta manera, Juan culmina toda su misión no sólo preparando los corazones para recibirlo, sino afirmando: Ya está aquí, escuchadle, seguidle!  Habla de Jesús como de quien está enamorado.

 

         2.- Nosotros también tenemos la misión de hablar de Jesús:

*Hablar de Él para que cada día sean más quienes le conozcan, le amen y le sigan.

*Hablar de Él para que nos ayudemos unos a otros a conocerle mejor, amarle más y parecernos cada vez más a Él siendo nuestra vida una manera de evangelizar.

         Con cierta frecuencia se nos olvida que nuestra misión hemos de realizarla con humildad. Ponemos mucho interés de defender nuestras opiniones, nuestros criterios, nuestra manera de hacer las cosas como si fueran lo mejor. O como si nosotros fuéramos los mejores.

         Demasiada veces la Iglesia habla de sí misma, de sus objetivos, sus planteamientos, su organización, sus necesidades. Demasiadas veces dedica energías a explicar y defender sus normas, sus costumbres, su forma de entender y hacer las cosas como si fueran absolutamente fundamentales y se olvida de hablar de Jesús.

         Si no hablamos de Jesús, si no lo hacemos con humildad, si olvidamos que hemos venido a servir y no a ser servidos, si olvidamos que Jesús es el Señor, no cumpliremos bien nuestra misión.

         Si no estamos llenos de su Vida y de su Amor, si no le amamos apasionadamente, nuestras palabras y nuestras acciones no tendrán fuerza ni convencerán a nadie porque estarán fofas. Sólo quien está enamorado habla con pasión del ser amado.

         Reflexionemos un momento

*¿Es Jesús el centro de nuestra vida?

*¿Estamos enamorados apasionadamente de Él?

*¿Hablamos de Él o de nosotros?

 

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