VIVIR EN LA VERDAD

DOMINGO VI DEL TIEMPO DE PASCUA CICLO A

Domingo 17 de Mayo de 2020

REFLEXIÓN

          1.- Desde Jesús hasta hoy la Iglesia, los cristianos, sufrimos persecución y rechazo de muchas maneras.

¿Por qué Jesús fue perseguido hasta el punto de ser crucificado? Porque pasó haciendo el bien, porque hablaba y vivía amando, curando toda enfermedad y dolencia, porque se preocupaba y acudía en ayuda de los más débiles, excluidos y rechazados, porque se compadecía de cuantos veía sufriendo, porque practicó el perdón misericordia.

          Por todo eso tenía un montón de discípulos y de gente que le seguía porque su proyecto de vida y se mundo (hablaba del Reino) era revolucionario.

Pero también sacaba a la luz las vergüenzas de cuantos vivían en la mentira y no dudaban de hacer el mal y daño a quienes denunciaban su egoísmo y su maldad. Y porque algunos, quizá muchos, tenían miedo de perder sus privilegios y su poder.

          Por eso fue perseguido hasta la muerte y por eso seguimos siendo perseguidos si somos coherentes y vivimos según lo que creemos sin miedo a decir la verdad.

          2.- “Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza a quien os lo pida, con dulzura, delicadeza, respeto, sin imponer, pero con valentía”.

          Es lo que pedía y nos sigue pidiendo S. Pedro a los cristianos, creyendo firmemente en la promesa de Jesús: “No os dejaré solos. O enviaré el Espíritu de la Verdad, el Defensor. Él estará siempre a vuestro lado”, con la única condición de que le amemos, que cumplamos sus mandatos. Y sus mandatos se resumen en el único importante: “Que os améis unos a otros”. Que améis a todos.

          3.- Si cumplimos los mandatos de Jesús viviendo unidos por la verdad y el amor, también seguiremos recibiendo rechazos, desprecios, denuncias calumniosas, porque nuestro modo de vivir y de comportarnos sacará los colores y dejará en ridículo a quienes nos denuncian, se presentan como salvadores, pero engañan a todos porque sólo buscan sus propios beneficios y seguiremos siendo revolucionarios al proponer una manera nueva de organizar nuestra vida y nuestra sociedad ya que el amor tiene como frutos la verdad, la justicia y la paz.

          4.- No pretendamos imponer nuestro modo de pensar, sino que propongamos el proyecto de Jesús sin miedo, con valentía, tal como hizo Él, viviéndolo primero nosotros, pero sin excluir a nadie, llenando nuestro entorno de alegría porque nuestras obras serán signos de salvación.

Quien lo escuche y no lo acepte se autoexcluye y se queda al margen de construir y disfrutar de un mundo nuevo que es lo que Jesús quería al hablar del Reino de Dios.

Abramos nuestro corazón a la presencia del Espíritu Defensor, de la Verdad y de la Vida.

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