ENVIAME

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Domingo 18 de Octubre de 2020

REFLEXIÓN

          1.- Dios estaba disgustado con el pueblo de Israel porque había olvidado los compromisos de la Alianza. Vivía de espaldas a Dios y había divisiones, injusticias, enfrentamientos, y Dios deseaba ayudar a su pueblo y pregunta: ¿A quién enviaré? Isaías escucha esa llamada de Dios y responde: “Aquí estoy, envíame”.

          Isaías se convierte en profeta misionero, habla en nombre de Dios y pide a la gente que cambie, que ponga los ojos en Dios y no olvide sus compromisos, que ayude a los pobres y necesitados, que haya paz y justicia, que se comporten agradando a Dios.

 

          2.- Dios también se entristece cuando mira nuestro mundo y lo ve roto por las guerras y la violencia, cuando comprueba que hay mucha gente que muere de hambre, cuando ve tantas injusticias, tanto egoísmo y pregunta en voz alta: ¿A quien enviaré para que hablen de Jesús, enseñen a la gente su mensaje de paz y de amor, para que les digan que quiero salvarles, ayudarles a cambiar, a que en el mundo haya paz, no haya injusticias, nadie muera de hambre…?

          Los misioneros son hombres y mujeres que han escuchado la voz del Señor y responden como Isaías: “Aquí estoy, envíame”. Y dejado su familia, su país y su trabajo han ido a pueblos lejanos que nunca han oído hablar de Jesús y han comenzado a ayudar a la gente construyendo escuelas, hospitales, Iglesias… para que esas gentes se den cuenta de que lo que hacen es porque Jesús nos enseña que todos somos hermanos porque Dios es nuestro Padre y por eso hemos de querernos y ayudarnos unos a otros.

          Ellos están llevando el mensaje de Jesús en nuestro nombre ya que todos no podemos viajar tan lejos, pero necesitan nuestra ayuda. Necesitan saber que no nos olvidamos de ellos, que rezamos por ellos, pero también les vamos a ayudar con nuestras limosnas para que sigan construyendo hospitales, escuelas, iglesias, comedores para la gente más necesitada.

 

          3.- Nosotros también podemos y debemos ser misioneros. El Señor nos pregunta: “A quién enviaré?”. Espera que respondamos “Aquí estoy” y le ayudemos a que cada día haya más gente que conozca a Jesús, que siguiendo su mensaje colabore en la medida de sus fuerzas a que el mundo sea mejor, a que haya más paz y menos injusticias, a ayudar a los más pobres y necesitados, a hacer con nuestras obras que en el mundo haya más amor, más armonía, más gente feliz.

          Hoy recemos por los misioneros, ayudémosles con nuestras limosnas, pero sobre todo pensemos de qué manera nosotros podemos ser misioneros y responder a la pregunta de Jesús diciéndole: Aquí estoy.

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