ORAR

 

DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

Domingo 28 de Julio de 2019

REFLEXIÓN

               1.- La mayoría de nosotros tenemos el hábito o la costumbre de rezar, pero quizá podemos pedirle a Jesús, como los discípulos, que nos enseñe a orar.

          Para rezar bien hemos de tener en cuenta varias cosas que nos indican las lecturas que acabamos de escuchar.

          2.- En primer lugar: Según el diccionario, “orar es hablar con Dios”. Y para hablar no podemos decir mecánicamente y sin pensar una serie de oraciones que ya sabemos, sino hablar pensando bien lo que le decimos al Señor, porque podemos hacerle partícipe de todo lo que ocurre en nuestra vida, nuestras alegrías y nuestras penas, nuestros éxitos y nuestros fracasos, nuestras preocupaciones, nuestras necesidades… y compartir con Él todo lo que forma parte de nuestra vida.

          Cuando dos personas hablan también es imprescindible escuchar. El Señor tiene muchas cosas que decirnos cuando nos habla al corazón, cuando escuchamos nuestra conciencia, cuando leemos o escuchamos con atención su Palabra. Hemos de poner atención y hacerle caso.

          3.- Hemos de rezar en plural, pensando o pidiendo para los demás.

++Abraham pide a Dios que tenga misericordia y perdone a Sodoma el castigo que merece por ser un pueblo pecador.

++El personaje de la parábola pide ayuda para atender a sus amigos que han llegado de viaje.

++El Padre Nuestro lo rezamos en plural, y cuando rezamos en plural estamos rezando también por los demás.

++Y hemos de pedir, como explica Jesús en la parábola, aquellos bienes que sólo nos puede dar Dios: La bondad, la alegría, la esperanza, la misericordia, el corazón generoso, la paciencia… Todo aquello que son dones del Espíritu.

          4.- Hemos de rezar con confianza.

          Si no confiamos en el Señor es porque dudamos de que Es el que más nos quiere, el que siempre está pendiente de nosotros y que nos da lo que necesitamos en cada momento de nuestra vida. Hemos de pensar también que muchas veces no sabemos pedir porque reclamamos al Señor cosas que dependen de nosotros.

          5.- Hemos de rezar con insistencia, con constancia, como lo hizo Abraham y el señor de la parábola, y como nos aconseja Jesús: “Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá… porque el que pide recibe y al que llama se le abre.” No para recordarle al Señor que se acuerde de nosotros y agobiarle con nuestra insistencia, sino para recordarnos a nosotros mismos que hemos de confiar en el Señor y dejarnos cuidar por Él.

          6.- Puede ser que alguna vez tengamos la mente en blanco o el corazón un poco seco y no sepamos que decirle al Señor. Entonces hagamos lo que nos ha dicho hoy: Recemos despacio el Padre Nuestro, pensando lo que decimos y procurando que cada palabra nos salga del corazón. Seguro que así rezaremos bien porque es la oración que Jesús nos enseñó.

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