CANSANCIO. AGOBIO

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Domingo 5 de Julio de 2020

REFLEXIÓN

          1.- Dios conoce lo más hondo de nuestro corazón y sabe que estamos cansados y agobiados por muchas cosas:

++Por situaciones y problemas del pasado que quizá no hemos acabado de resolver o han dejado heridas que no se han curado.

++Cargados y agobiados por problemas de salud, por problemas y dificultades en nuestro entorno familiar y laboral, por injusticias recibidas, humillaciones y desprecios.

++Por fracasos, desilusiones, cuestiones personales a las que no sabemos como hacer frente, como superar, como encauzar…

 

          2.- Cuando estamos así, no sabemos a quién acudir, a quien pedir consejo, ni con quien hablar para desahogarnos, por eso el Señor nos dice: “Venid a Mí, que Yo os aliviaré”.

          No nos dice que resolverá nuestros problemas, ni nos quitará las cruces pesadas, ni vaciará nuestras mochilas sobrecargadas de peso. Nos ofrece su ayuda y su apoyo para que los yugos que nos atan y los pesos que nos hacen vivir encorvados nos sean livianos y llevaderos.

          Nos pide que nos fijemos en Él que es humilde y paciente, que le dejemos entrar en nuestra vida para que encontremos en Él y junto a Él paz en nuestro corazón, alivio y descanso.

 

          3.- Tal vez nos gustaría encontrar en Jesús soluciones inmediatas, prácticas, palpables, pero el Señor no hace las cosas así. Sólo los que son pequeños y de corazón sencillo y confiado como el de un niño pueden entender las palabras de Jesús.

          Ante los miedos y las inseguridades los niños acuden siempre a sus padres porque, aunque no los vean, saben que están ahí, que si llaman acudirán en su ayuda, que sus brazos y sus manos fuertes no les dejaran caer y su amor no les dejara solos.

          Los niños saben, aunque no lo sepan formular, que sus padres, si es necesario, harán todo lo que puedan, incluso arriesgarán sus vidas para protegerles, cuidarles y ayudarles.

 

          4.- Eso es lo que quiere Jesús que creamos y lo que quiere que hagamos: Que confiemos en Él sin ninguna duda, que acudamos a Él y le abramos nuestro corazón.

          Corramos el riesgo de dar un salto en el vacío acudiendo a Él lanzándonos a sus brazos y comprobaremos que su palabra es verdad y siempre cumple lo que nos promete.

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