EL FUEGO DEL AMOR

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C
Domingo 14 de Agosto de 2016
REFLEXIÓN

1.-.Hay personas que gustan de exhibir sus viviendas, sus muebles, sus posesiones, sus vestidos, sus joyas… para ser admirados y quizá también envidiados por muchos. O son observados por simple curiosidad.
Esa exhibición se convierte en una provocación porque son muchos los que no tienen propiedades, viven en una casa pequeña, con muebles muy sencillos, llevan vestidos baratos y no tienen tantos como para cambiar de vestido con mucha frecuencia…

2.- La segunda lectura de hoy nos advierte que también nosotros somos observados por muchos, que son muchos los que están pendientes de nosotros, de lo que hacemos, de nuestro comportamiento, de nuestra forma de ser, de nuestras obras, nuestros comentarios… por la simple razón de que somos cristianos. Por eso nuestra vida puede ser una provocación.
A eso se refiere Jesús cuando dice que no ha venido a traer paz sino división, ya que algunos se sentirán provocados positivamente ardiendo en deseos de conocer a Jesús y de imitarle al fijarse en nosotros.
Otros, en cambio, se sentirán provocados negativamente porque quedarán más de manifiesto sus obras malas y sus comportamientos contrarios a las enseñanzas de Jesús. Se verán descubiertos en sus mentiras, sus trampas, sus injusticias, sus abusos, el daño y las humillaciones que provocan a los demás, y por esa razón se enfrentarán a nosotros, nos criticarán, nos calumniarán, nos rechazarán, nos perseguirán, se esforzarán por dejarnos en mal lugar.
Y esto puede ocurrir incluso en el seno de nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, en la misma parroquia…

3.- Hemos de ser valientes y hacer nuestro el deseo de Jesús: “He venido a prender fuego en el mundo y ojalá ya estuviera ardiendo.”
Jesús se refiere al fuego de Su Amor. Ese Amor que arrasa el pecado y las malas obras, y hace que el mundo esté ardiendo en ese fuego que hará posible la paz, la justicia, el perdón, la fraternidad, y que con el que se irá estableciendo y consolidando el Reino de Dios.
Es necesario que ese fuego del Amor encienda y haga arder nuestro corazón para que se vaya extendiendo en nuestro entorno.
Es necesario también que no tengamos miedo de vivir como discípulos de Jesús de forma provocadora para despertar y abrir los ojos de quienes viven como cristianos con comodidad y sin preocuparse de los problemas de los demás. Como cristianos invisibles.
Que el Señor nos ayude a tener los ojos fijos en El para ser provocadores y ser incendiarios de Amor con el ejemplo de nuestra vida.

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