CORREGIR

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

Domingo 6 de Septiembre de 2020

REFLEXIÓN

          1.- “A nadie debáis nada más que Amor”.

 Esta afirmación de S. Pablo es el resumen de cómo hemos de vivir los cristianos y cómo ha de ser la vida de la Iglesia y la de cualquier comunidad cristiana, cualquier parroquia. Si vivimos así hemos de procurar ayudarnos unos a otros a ser mejores y evitar todo aquello que haga daño a los demás.

          Sin embargo, tenemos una especial facilidad de fijarnos en lo feo, en lo que hacen mal los demás y comentarlo, publicarlo, criticarlo, sobre todo a sus espaldas. Cuando actuamos así no sólo no ayudamos a nadie, sino que hacemos daño porque juzgamos, condenamos, humillamos, destrozando su imagen y su buen nombre. Y también, quizá, hundiéndole y desanimándole.

          2.- ¿Por qué nos comportamos de esa manera?

++Porque somos orgullos y engreídos. Porque pensamos que todo lo hacemos bien, que somos mejores, que podemos dar lecciones a los demás y corregir a todos.

++Porque nos falta humildad. No somos capaces de examinarnos a nosotros mismos con sinceridad y valentía reconociendo nuestros errores, nuestras equivocaciones, nuestros defectos, nuestras imperfecciones.

          Cuando nos falta humildad no nos dejamos corregir, cualquier observación y corrección nos parece un insulto, un desprecio y una humillación. No dejamos que nos ayuden a cambiar, a ser mejores, y así estamos cerrando la puerta a ser comprensivos, pacientes y tolerantes con los errores y defectos de los demás.

++Porque nos falta el Amor.

          +No nos amamos a nosotros mismos, no queremos cambiar, no sabemos perdonarnos, ni aceptar con paciencia nuestras limitaciones y equivocaciones. No reconocemos que no lo sabemos todo y que nos hace falta el consejo y la opinión de alguien que, mirándonos desde fuera, corrija nuestro modo de ser y comportarnos y nos oriente para rectificar nuestra forma de pensar y de actuar.

          +Tampoco sabemos amar a los demás porque nuestro corazón no es bondadoso, paciente, humilde, comprensivo, misericordioso, dispuesto al perdón y a ofrecer siempre una nueva oportunidad.

Porque queremos ser jueces y nos justificamos diciendo que son críticas constructivas y juicios ejemplarizantes, cuando sabemos que no es verdad, sino que estamos descargando contra los demás la ira y el rencor que tenemos guardado en algún rincón del corazón.

          3.- El Señor quiere que nos ayudemos a ser mejores. Que nuestras críticas sean a la cara, incluso acompañados y ayudados por alguien para que podamos ser objetivos, corregir con amor, bondad y comprensión.

          Si hemos de vivir como hermanos y ayudarnos no podemos olvidar que somos responsables unos de otros, que no somos islas, y eso nos lo recuerda el profeta Ezequiel en la primera lectura:

Si alguien hace algo mal y no le corriges por miedo, por cobardía, por no crearte problemas, tú eres responsable de lo que está haciendo mal y el Señor te pedirá cuentas.

Si le corriges con bondad y con valentía y te hace caso, a ti también te corresponde la alegría de haberle ayudado a ser mejor y el Señor lo recordará.

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