Publicado: 01 Febrero 2016
Ya ha pasado un mes desde el encuentro de Taizé en Valencia y todavía no podemos creernos que haya sucedido. Miles de personas de todo el mundo, mayoritariamente europeas, se reunieron en nuestra ciudad por un mismo motivo: Dios. Experiencias así hacen crecer la esperanza en la humanidad, puesto que emociona ver qué cantidad de gente quiere seguir los pasos de Jesús y hacer el amor su bandera.
Desde la parroquia San Leandro queremos agradecer a las familias su compromiso, ya que gracias a vosotros pudimos acoger a casi 90 peregrinos. Se pedían 2 m² de suelo y el desayuno, pero a los anfitriones le supo a poco e hicieron lo que pudieron (y más) por buscar camas, colchones y mantas, por prepararles algo de resopón cuando volvían de las oraciones y por enseñarles en Año Nuevo lo bien que se come en España. Desde el primer día que vinisteis a recoger a vuestros huéspedes los cuidasteis como a uno más de la familia. ¡Algunos incluso les llevaron a comprar lo que más les gustase para desayunar!
De nuevo, muchísimas gracias, porque con el trabajo de todos hemos hecho posibles las oraciones de la mañana en la parroquia, los grupos de conversación a los que algunos de vosotros os unisteis, los talleres sobre Cáritas y Amigos de la Calle (Facebook: Amigos de la Calle; página web: www.amigosdelacalle.es), las traducciones con palabras o signos, la Noche de las Naciones en la parroquia San Francisco Javier y la comida de despedida.
Nos aventuramos a decir que fue un encuentro sencillamente espectacular, que todo salió bien gracias a Dios (segu
ramente, vaya) y que todo el que vivió Taizé, por poquito que fuese, tiene ahora un pedacito de oro para guardar como recuerdo. Además, Valencia se portó bien y enseñó su lado caluroso, pero el año que viene sí que vamos a vivir “un auténtico invierno”, como el mismo hermano Alois prometió, ya que será en Riga, Letonia. ¡Qué frío! Esperamos que a los que no conociesen Taizé hayan disfrutado de esta maravillosa experiencia y que los que ya sabían lo que nos venía encima lo hayan vivido con más intensidad que en cualquier otra ciudad
“Lo que Dios nos pide y nos ofrece es que acojamos sencillamente su infinita misericordia”- Hermano Roger
