DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A
Domingo 27 de Septiembre de 2020
REFLEXIÓN
1.- El Evangelio de hoy nos presenta dos actitudes, dos comportamientos, muy fáciles de identificar:
+El de quien ofrece una buena imagen, con buenas palabras, que dice que sí, pero no hace lo que se le pide.
+El de quien protesta y se enfada, contesta de forma tajante y seca, pero, después de reflexionar, hace lo que se le pide.
Son dos comportamientos que ponen de manifiesto quién es el que hace las cosas bien.
2.- Lo mismo nos ocurre con el Señor.
La Viña del Señor es el mundo, pero no podemos trabajar bien haciendo lo que el Señor nos pide si primero no tenemos nosotros una buena actitud.
+Quizá nos preocupamos de ofrecer una buena imagen con buenas palabras, pensando y diciendo que sí, que vamos a mejorar, a esforzarnos en corregir nuestra pereza, nuestro egoísmo, controlar nuestro carácter… pero seguimos igual que siempre.
Queremos dar a entender que somos buenas personas, buenos cristianos, pero no vivimos como tales. A lo mejor hay otros que no dan tan buena imagen pero que son mejores que nosotros porque trabajan de verdad en construir el Reino.
+Quizá parece que siempre nos quejamos, que siempre protestamos, ponemos excusas, que es mucho esfuerzo el que hemos de poner para cambiar, que comenzamos, pero nunca terminamos de cumplir nuestros objetivos y nos desanimamos… Pero después de reflexionar nos ponemos en marcha y volvemos a empeñarnos en ser mejores y en hacer lo que el Señor espera de nosotros.
3.- Podemos llegar a varias conclusiones:
+El Señor tiene paciencia con nosotros, sabe que necesitamos nuestro tiempo y sabe esperar. Lo importante no son nuestras quejas y nuestros desánimos, sino que sepamos responder al Señor haciendo lo que nos pide y lo que espera de nosotros.
+Si queremos cambiar el mundo, construir el Reino de Dios, ayudar a los demás a ser mejores, primero hemos de cambiar nosotros mismos para poder convencer a quien nos conozca y nos vea actuar que vale la pena lo que anunciamos y enseñamos porque lo ven en nuestro ejemplo, porque ven que somos felices.
+También hemos de aprender a tener paciencia con los demás sin desanimarnos, porque cada uno tiene su tiempo y hemos de saber esperar.
+Hemos de aprender a no dejarnos llevar por las apariencias ni juzgar precipitadamente a los demás porque lo que importa es la coherencia, la transparencia y la verdad de nuestra vida.
4.- Pidamos al Señor que sepamos responder a la confianza que pone en nosotros aprovechando cada una de las oportunidades que nos ofrece tanto para cambiar y mejorar nosotros como para ayudar a que nuestro mundo cambie y sea un poco mejor.